Omulú - Orixá Masculino de la Generación

Omulu es el Orixá que rige la muerte, o en el instante del pasaje del plano material para el plano espiritual.

Él, en la línea de la generación, la séptima en la línea de Umbanda, forma un par energético, magnético y vibratorio con nuestra amada Madre Iemanjá, donde ella genera la vida y el paraliza los seres que atentan contra los principios que dan sustentación a las manifestaciones de la vida.

En Omulu, se descubre el amor por Dios pues es por puro amor divino que una divinidad se consagra por entero al amparo de los espíritus caídos. Y fue por amor a nosotros que él asumió la incumbencia de paralizarnos en sus dominios siempre que comencemos a atentar contra los principios de la vida.

E cuanto nuestra madre Iemanjá estimula nuestra generación, nuestro padre Omulu nos paraliza siempre que desvirtuamos los actos generadores. Pero esta “generación” no so se restringe solo a la hereditareidad, ya que tenemos muchas facultades además de estas, de fundo sexual. Al final, generamos ideas, proyectos, empresas, conocimientos, inventos, leyes, preceptos, principios, templos, etc.

Tenemos la capacidad de generar muchas cosas, y si ellas estuvieran en cuerdo con los principios sustentados por la irradiación divina que en la Umbanda recibe el nombre de  “línea de la Generación” o “séptima línea de la Umbanda”, entonces estamos sobre la irradiación de la divina madre Iemanjá, que nos estimula.

La línea de la Generación es regida en su polo positivo, irradiante y multicolorido por nuestra Madre de la Vida, la Orixá Iemanjá, y en su polo negativo, absorbente y monocromático (pues es de un azul tan concentrado que muchos lo ven como negro, el color material de nuestro amado padre) por Omulu, Señor de la Muerte.

Esta línea tiene en Iemanjá el principio de la vida para la carne (nacimiento) y tiene en Omulu el fin de la vida en la carne (desencarne). Pero tiene en ellos dos elementos o energías que se complementan: ella es el agua y él es tierra; ella es agua cristalina (fe) y el la tierra mineral (Amor).

Pero, si en nuestras “generaciones” nosotros atentáramos contra los principios de la vida codificados con los únicos responsables por la multiplicación de la vida, entonces ya estaremos sobre la irradiación del divino padre Omulu, que nos paralizará y comenzará a actuar en nuestras vidas, pues desea preservarnos y defendernos de nosotros mismos, pues siempre que una acción nuestra perjudicase a alguien, antes esa acción nos ya nos atingió, hirió y nos oscureció, colocándonos en uno de sus sombríos dominios.

Omulu solo fue humanizado en sus dos polos, o en sus dos extremos. Y, si en su polo negativo y oscuro él es punidor, en su polo positivo él es el Orixá curador por excelencia divina, pues cura las “almas” heridas… por sí propias.

Omulu en su polo positivo, es el curador divino y tanto cura nuestra alma herida cuanto nuestro cuerpo doliente.

“Humanizarse” significa que el Orixá o divinidad asume facciones humanas, comprensibles para nosotros y de más fácil asimilación e interpretación.

El Orixá Omulu actúa en todos los seres humanos, independientemente de cual sea su religión. Pero esta actuación general y planetaria se procesa por medio de una faja vibratoria específica y exclusiva, pues por ella fluyen las irradiaciones divinas de uno de los misterios de Dios, que denominamos de “Misterio de la Muerte”.

Omulu en cuanto a fuerza cósmica y misterio divino, es la energía que se condensa en torno al hilo de plata que une el espíritu con su cuerpo físico, y lo disuelve en el momento del desencarne o pasaje de un plano para el otro. En este caso, él no se presenta como el espectro de la muerte que corta el hilo de la vida. Esta descripción es apenas una forma simbólica o estilizada de describir la fuerza divina que siega la vida en la carne.

En la verdad, la energía que rompe el hilo de la vida en la carne es de color oscura y tanto puede partirlo en un pizcar de ojos, cuando la muerte es natural o fulminante, como puede ir condensándose en torno de él, envolviendo lo todo hasta alcanzar el periespíritu, que ya entró en desarmonía vibratoria porque la pasaje debe ser lenta, induciendo al ser a aceptar su desencarne de forma pasiva.

Este misterio regido por Tatá Omulu es uno de los recursos de Dios y actúa en un momento de mucha dificultad para los seres, pues no es fácil, para alguien no preparado, este viaje rumbo al desconocido mundo de los espíritus o de los muertos.

El Orixá Omulu actúa en todas las religiones, en algunas él es denominado “Ángel de la Muerte” en otras de divinidad o “Señor de los Muertos”.

En el antiguo Egipto, él fue muy venerado y estudiado, y de allí partieron sacerdotes que lo divulgaron en muchas culturas de entonces. Pero, con el adviento del Cristianismo, su culto fue desestimulado, pues la religión cristiana recurre a los términos “Ángeles” y “arcángeles” para designar las divinidades. Luego, nada más lógico de que recurrir al arquetipo tan temido del “Ángel de la Muerte”, todo cubierto de negro y portando un alfanje de la muerte para intentar llenar el hueco surgido con el ostracismo del Orixá o divinidad responsable por este momento tan delicado en la vida de los seres.